Danny el Hombre Dinosaurio



"¿Siempre seremos amigos?" preguntó Sarah en la oscuridad de su habitación.

"Pues claro," contestó Danny el Hombre Dinosaurio, "siempre seremos los mejores amigos."

"¿Sin importar lo que pase?"

"Sin importar lo que pase."

La madre de Sarah, una reconocida microbióloga, había pasado horas esa misma mañana discutiendo con Sarah, explicándole por que los amigos imaginarios no son reales. Por lo visto los amigos imaginarios no tienen ninguna base científica. Al menos no en la clase de ciencia que los adultos pueden ver.

Y en cualquier otro caso, Danny el Hombre Dinosaurio lo habría aceptado. Esa era la tradición después de todo. Cuando un niño es lo bastante mayor para entender los motivos por los que sus padres insisten en que los amigos imaginarios no son reales, el deber de un amigo imaginario es volver a la agencia de Emparejamientos Imaginarios para ser reasignado.

Pero Sarah no era una niña ordinaria. Y Danny el hombre dinosaurio era uno de los mejores amigos imaginarios en el negocio. Era un veterano experto, y nunca había encontrado un alma tan cariñosa como Sarah. Se le iluminaba la cara cuando jugaba, y sus juegos siempre tenían que ver con ser una doctora y ayudar a cualquiera que necesitara curarse.

Danny le acarició la cabeza, y le frotó suavemente el pelo detrás de su oreja según se quedaba dormida. Danny siempre le deseó lo mejor. Algún día se convertiría en una doctora brillante. Y sabía que era hora de irse. Había cumplido con su labor, había estado ahí cuando su madre no lo estaba, y le había dado la inspiración que necesitaba. Había sido el compañero que su joven alma en desarrollo necesitaba.

Pero de alguna forma no lograba dejarla. Ella dormía profundamente, y él se sentó en el suelo, listo para arrastrarse bajo la cama de vuelta a su hogar, pero algo le retuvo.

La puerta de la habitación crujió detrás de él. Sería mamá, llegando a casa tras un largo turno, claro. Pero... la sombra proyectada en el suelo por la luz del pasillo estaba mal. Danny se dio la vuelta, y era un hombre. Un hombre adulto.

Los amigos imaginarios eran totalmente invisibles para los adultos. Este hombre le hizo temblar. Parecía normal, incluso respetable, con una camisa abotonada y una corbata aflojada. Tal vez fuera un doctor, un amigo de la mamá de Sarah. A Danny se le revolvieron las tripas.

El hombre caminó hasta la cama, se sentó en el borde, y acarició el pelo de Sarah. No, acariciar no es la palabra correcta. No era de forma amorosa y protectora, sino... obscena. Sarah despertó, y antes de que pudiera gritar una mano del hombre cubrió su boca. Tiró de las sábanas, y se lanzó sobre ella.

No había nada que Danny pudiera hacer. Los amigos imaginarios no podían tocar a los adultos. Si pudiera... le habría enseñado lo feroz que puede llegar a ser un T-Rex. Pero no podía. Lo único que podía hacer era tomar la mano de Sarah.

"Estoy aquí contigo," le dijo, "y siempre será así."

Sara lloró, y sollozó, y nunca dijo una palabra. Lloró durante varias horas sobre el escamoso pecho de Danny. Durante horas, Danny le dijo que todo estaría bien, solo para darse cuenta de que no sería asi. Nada de lo ocurrido estaba bien.

Al día siguiente la madre de Sarah le preguntó por qué estaba enfadada. Danny la tomó de la mano sobre la mesa. Ella no habló.

"¿Estás enfadada porque Danny se vaya?" le preguntó, "¿has tenido pesadillas?"

Pero Sarah no dijo nada. Y durante años, estuvo enfadada con Danny.

Los niños eran curiosos en ese aspecto, lo sabía. Los recuerdos se suelen volver borrosos, y la culpabilidad se desplaza. Y de alguna forma, Danny se convirtió en el monstruo de sus pesadillas. La madre de Sarah le presentó a su nuevo novio varias semanas después. Se casaron cuando Sarah tenía seis años.

Pero Danny era un Hombre Dinosaurio de palabra. Nunca regresó para ser reasignado. Se volvió invisible para Sarah cuando ella creció, y la observaba cuando rasgó su propia carne, de forma más profunda cada noche. La observaba cuando se miraba al espejo con odio, pellizcando y golpeando su repugnante carne con un odio que no se podía comparar con nada que Danny hubiera visto antes.

Él lo observó todo. La vio crecer, y la vio perder el interés en los estudios, en el éxito, y observó como su insensibilidad superaba a su belleza. Danny observó a Sarah pelearse con su madre. Las vio gritar, y lanzarse cosas, y vio a su madre rendirse. Vio al padrastro cada noche.

Y con el tiempo, vio a Sarah rendirse. Su padrastro le robó demasiadas cosas. Pero lo peor de todo fue que le robó su autoestima. La hizo creer que se merecía lo que le pasaba. Y ella había empezado a destruirse a sí misma para convertir esa creencia en una realidad.

El corazón de Danny quedó destrozado al ver como la chica a la que adoraba, la futura brillante doctora, se convertía en cirujana de su propia carne. No hay palabras que puedan describir esa agonía. Donde antes Danny dormía junto a su cama mientras le narraba grandes historias de combates entre dinosaurios, ahora la veía sollozar en el abismo de la noche, solo para ver como la luz la despertaba y la devolvía a la trampa mortal en que se había convertido su vida.

Con el tiempo Sarah huyó, y Danny la siguió. Sarah tenía diecisiete cuando probó la heroína por primera vez. Fue entonces cuando Danny se dio cuenta del poder de las drogas que alteran la mente. Sarah, la adulta, podía ver a Danny.

Seguramente Danny pensó que este sería su momento. Pero en realidad, nunca se había sentido peor en toda su vida.

"¡LO SABÍAS!" gritó, con todas sus fuerzas, "¡LO SABÍAS Y NO HICISTE NADA!"

"No podía hacer nada." Era lo único que podía decir.

"¡TE ODIO!"

Gritó e insultó, y se dio la vuelta, y corrió, y vomitó.

Y él sabía que su odio estaba fuera de lugar. Lo aceptó. De hecho, si la hubiera ayudado a aceptar que lo ocurrido fue una durísima prueba, aceptaría ser el rostro que ella odiara. Habría hecho cualquier cosa para ayudar a su niña favorita, aunque ahora fuera una adulta.

Cada día, cuando Sarah se pinchaba, Danny aparecía ante ella. Día a día, su odio fue disminuyendo, y sus conversaciones se hicieron más largas. Un año después de que huyera de casa, Danny se convirtió en una constante en su vida de nuevo. No porque se drogara siempre, no, de hecho lo había dejado por completo. Pero podía verle porque creía en el. Esa fé es algo que los adultos no tienen por sí mismos. Su Sarah, la increíble y soñadora, no era una adulta aún.

Hablaron y hablaron, como solo los viejos amigos lo hacen. Con el tiempo consiguió un trabajo decente como camarera, e incluso fue a la universidad. Por la insistencia de Danny, al final fue a la policía para pedir ayuda.

Danny era un Hombre Dinosaurio de palabra. Cuando se sentó en el estrado, plantando cara a su padrastro, se puso a relatar las cosas horribles que habían pasado. Relató como se sentía, las mentiras que le decía para que mantuviera el secreto, y la forma en que la manipuló. Y Danny el Hombre Dinosaurio sostuvo su mano todo el tiempo.

En el momento de mayor orgullo de su vida, acarició las cicatrices de los brazos de Sarah. Ella lloró y por fin descargó. Aceptó el pasado. Danny el Hombre Dinosaurio por fin consiguió lo que se propuso. Sarah necesitó un amigo durante mucho más que su infancia, y pese a que las reglas no lo permitían y la vida parecía estar contra él, lo consiguió con amor. Ella le dio las gracias, por mantener su promesa trece años después.

Volvió de vez en cuando a visitar a Sarah, aunque ella fue perdiendo la habilidad de verle. Tras casi otra década y varias asignaciones con éxito, Danny recibió una de una niña pequeña llamada Ivy.

Cuando Danny vio a Ivy hablarle a su madre acerca de su amigo imaginario, Danny el Hombre Dinosaurio... bueno, también fue el momento de mayor orgullo de su vida. Los ojos de Sarah se iluminaron.

"Danny podría ser el mejor amigo que tengas jamás. Manenlo cerca, y dile que le quiero."


Traducción del relato de /u/Aurora__Borealis en reddit, en respuesta al "writing prompt" [WP] Imaginary friends usually move on to a new child when their child stops believing in them. This imaginary friend, however, decides to stay behind because he has a feeling things are about to go very, very wrong for his child (Los amigos imaginarios suelen pasar a otro niño cuando el suyo deja de creer en ellos. Este amigo imaginario sin embargo, decide quedarse atrás porque siente que las cosas van a poner muy, muy mal para este niño). Imagen (c) Disney Pictures.